EL Renacimiento del RIESLING

Hay un blanco exótico que enamora a quien lo bebe.

 

Se llama Riesling, en el mundo es considerado uno de los grandes vinos blancos, junto con el Chardonnay y el Sauvignon Blanc, y hoy celebra su día. En Argentina, sin embargo, el Riesling es una rara avis de la que hay apenas unas 74 hectáreas plantadas. Pero todo está cambiando.

En los últimos 20 años el Riesling argentino pasó de las 150 hectáreas a la mitad. Se lo ha ido arrancando porque en zonas más o menos calientes no da vinos interesantes.

Ahora, algunas bodegas locales retoman una antigua tradición y se animan a relanzarlo. Es que, durante el siglo XX, el Riesling ofreció en los blancos domésticos un lugar de privilegio que, actualmente, esos productores buscan reflotar.

Riesling argentinos para despeinar paladares
Las razones por las que el Riesling está en la cima del mundo son muchas. La primera de ellas es su versatilidad estilística. A diferencia de otras variedades blancas, el Riesling ofrece una cantera inagotable de estilos y expresiones.

Riesling argentinos
Si está maduro, se lo embotella seco y es un blanco perfecto para comer embutidos.
Si es sensible al terroir y los suelos, lo es sobre todo al punto de vendimia: con Riesling se hacen vinos jóvenes y secos, vibrantes; vinos jóvenes y dulces, florales; vinos semi secos y tensos; vinos tardíos; vinos con uvas congeladas; vinos con crianzas largas y otras cortas; blancos con burbujas y blancos quietos; y por último, Riesling que envejecen bien en cada estilo.

Y eso, sin entrar en detalle para cada origen dentro de Alemania, donde es la reina de las blancas, ni en las particularidades en otras partes del mundo.

Adaptada a climas fríos, a diferencia de Alemania, en Argentina está plantado en zonas menos frías respecto de Europa.
Sin embargo, recientemente son los rincones más fríos de Argentina los que ofrecen algunos Riesling que patean el tablero local: desde Valle de Uco a la costa Atlántica, desde las alturas de Salta a la estepa patagónica, el Riesling ofrece hoy un puñadito de blancos que despeinan el paladar.
ABC Riesling
El secreto de esta variedad es simple: con una piel resistente y una elevada acidez, puede soportar largos períodos en los que la uva está colgada de la planta sin pudrirse.

Por el contrario: con cada uno de esos estadíos de madurez se puede dar origen a un estilo diferente de vino.
Es por ello que alcanza el grado para los ice wine –vinos tipo late harvest que se hacen con uvas congeladas en invierno– o bien que se lo puede embotellar con un perfil de aromas prácticamente en la gama de los hidrocarburos, que aparecen cuando la uva está sobremadura.

Echando mano de esa versatilidad, desde el siglo XVI los viticultores fueron encontrándole variantes estilísticas: si es muy ácido porque está joven, le dejan azúcar residual y se convierte en un blanco perfecto para quesos.

Si está maduro, se lo embotella seco y es un blanco perfecto para comer embutidos; si alcanza ya un grado de madurez tal que llega a un cosecha tardío, es inmejorable con chutneys y quesos intensos.

En ese amplio rango, el Riesling vira de la manzana verde y el pasto a notas florales como jazmín, trazos especiados de cardamomo y un perfil casi tropical, con papaya, antes de llegar a los perfumes de hidrocarburos que son delicados cuando el Riesling envejece.

Cuáles probar
Doña Paula Riesling 2022 stá entre los frescos y de perfume frutal, y destaca precisamente por su paladar graso y de elevada tensión. Elaborado con uvas de Gualtallary, Valle de Uco, corresponde a un estilo fresco de Riesling.

No lejos de ese viñedo, también en Gualtallary Rutini tiene unas hileras de la variedad que embotelló y lanzó en 2022. Floral y de acidez vibrante, lo más interesante está en el paladar, graso y de paso oleoso sin resignar gracia.

En la misma línea, pero más delgado, vibrante y delicado, Trapiche Costa & Pampa 2021 ofrece un blanco oceánico. Si el primero es concentrado, el segundo es etéreo. Y en ese clima ofrece mucho para dos estilos secos.

Entre los Riesling argentinos más tropicales, Luigi Bosca De Sangre 2022 alcanza un grado de madurez tal que propone ese estilo. Está elaborado con uvas de Las Compuertas, Luján de Cuyo, donde alcanza una pizca de hidrocarburos.

Riesling argentinos
El Rutini Riesling es floral y de acidez vibrante, lo más interesante está en el paladar, graso y de paso oleoso sin perder gracia.
El dato de color es que la bodega lo produce desde la década de 1970 y, hace unos pocos meses, probé Luigi Bosca Riesling Renano 1990, en impecable forma, elaborado en un estilo seco como los actuales.

Hay otros, sin embargo. Las Perdices lo embotella para su línea varietal con uva de Agrelo, Luján de Cuyo, donde alcanza un perfil fresco y de manzana; a su vez, Aquí Idilio 2020, con uvas de Uco, propone un estilo similar.

No son los únicos Riesling del mercado. Hay otros, como el de la bodega Nant y Fall, con uvas de Trevelin, mientras que está plantado en la estepa chubutense a la búsqueda de un nuevo destino.
VINOMANOS

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